La preocupación de María, según ella misma ha declarado, es cubrir brillantemente las grandes citas de la temporada, que a partir de mañana (inicio de Roland Garros) se amontonan y aún así tener fuerzas psíquicas y físicas para afrontar la cita de Pekín con la resolución de triunfar. "Cuando vimos el programa de esta temporada supimos que sería así. No vamos a cambiar los Juegos Olímpicos. Es un honor jugar allí y siempre ha sido mi sueño", comenta la rusa.
Pero para ello María debe dosificar cuanto pueda sus días de competición. Mañana comienza Roland Garros, el único grand slam que le falta a su palmarés. Casi de inmediato llega la hierba de Wimbledon, el gran torneo que más la ilusiona y luego la temporada de pista rápida en los EEUU, donde tiene alguna cita obligada.
"Es muy inteligente evitar esfuerzos excesivos, escuchar a tu cuerpo". Así, en lo que llevamos de temporada, a la mínima señal de alarma que le transmitía su físico, María no ha dudado en tomarse un descanso. Está filtrando sabiamente lo que debe disputar y lo que puede dejar a un lado.
Y tras los Juegos aún resta el US Open. Si María llega a la final de Pekín, justo una semana después deberá estar compitiendo en EEUU en el cuarto grand slam de la temporada.
17.02 horas- de Barcelona.
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