Quizás por llegar a ella, quizás por algunos problemas que se han cernido sobre su padre, angustiada, como si fuera necesario terminar cuanto antes, María ha superado la semifinal de esta tarde con un juego que recuerda más el de temporadas anteriores que el exhibido en el open australiano de hace un mes. María ha vencido a la joven polaca(18 años) Agnieszka Radwanska porqué la ha apabullado a golpes. Unos certeros y otros fallidos. María no ha controlado el tempo del partido y por ello tampoco el partido en sí. Se ha tratado simplemente de meter más palos dentro que fuera. Eso ha impedido que la polaca pudiera realizar su juego pues todo lo ha hecho María: los aciertos y los errores. Pero ésta no es la manera más inteligente de jugar de que es capaz María. No es la jugadora más madura que hay en su seno.
Radwanska ha aprovechado el nerviosismo inicial de la siberiana y se ha puesto 2-o a favor en el primer set. María ha tirado para adelante, ha propuesto un partido sin puntos largos y ha logrado remontar y alcanzar el triunfo por 6-4.
Se podía pensar que tras tener en el saco el primer set su juego se tranquilizaría algo y sería más sutíl y completo. Pero no ha sido así. El segundo set ha transcurrido de igual forma y, ganado igualmente por María(6-3), me ha dejado un agridulce sabor de boca. En Doha la siberiana alcanza su segunda final del año, sigue imbatida, pero mañana, en el partido decisivo ante su compatriota Zvonareva debería volver al juego más inteligente practicado en las pistas de Melbourne. Porqué los años no pasan para nada y ella ya sabe que en el tenis no todo es pegar duro.
21.35 horas- de Barcelona.
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